Equilibrio natural de piedra y hombre, verde y gris, nube y sombras. En un escenario maravillosamente puro, se despereza una ciudad, para descansar y no tanto. Liberar adrenalina en aventuras serranas, una excelente gastronomía liderada por las famosas picadas de quesos y salamines autóctonos. Paseos de gran belleza, bosques y sitios invitan a reencontrarse con uno mismo. La naturaleza se hace presente a cada instante, con cada paso recorrido.
Para grandes y chicos, para mascotas, abuelos, nietos y novios. Para una escapada romántica o un clásico y tranquilo relax. Esto es Tandil, mitad gran urbe, mitad pueblo.
Por María Agustina Saez
Hermoso lugar María Agustina!!! Debe ser muy lindo vivir ahí =)
ResponderEliminar